El
tránsito de un México tradicional a un México Moderno
Por Ma. Luisa Trejo Márquez.
Para
comenzar es importante indicar que José Emilio Pacheco nace en la Ciudad de
México en el año de 1939, docente,
investigador, director y editor de diversas publicaciones y suplementos
culturales; reconocido como uno de los
grandes poetas de Latinoamérica desde los años 50’. Su novela Batallas
en el desierto, tuvo fuerte impacto en el medio literario y social, ya que
fue traducido a diversos idiomas. La historia se desarrolla en la Ciudad de
México en 1948, durante el gobierno de Miguel Alemán, así como la influencia de
la cultura popular proveniente de Estados Unidos, mientras a lo lejos se escuchan los ecos de
la segunda guerra mundial, mi tesis a trabajar será: La Ciudad de México testigo de la doble moral de
la sociedad.
Asimismo,
se ha trabajado esta novela en forma
intensa, como una representación ficcional del mundo narrado, del amor
imposible de Carlitos por Mariana la mamá de Jim, se siente un poco envejecida la novela, ya que
fue un texto que se trabajó intensamente en el bachillerato hasta los 80 y da
una sensación de agotamiento desde la fecha de su publicación; en relación al
nivel del discurso la diegésis está en
1ª persona con un narrador Autodiegético, con una focalización cero; ya que se
desarrolla desde la mirada de un niño sobre su mundo, donde se ve como único
testigo de lo que le ocurre a Carlitos las calles de la ciudad:
El
centro de la ciudad se convertía otra vez en laguna, la gente iba por las
calles en lancha. Dicen que con la próxima tormenta estallará el Canal del
Desagüe y anegará la capital. Qué importa, contestaba mi hermano, si bajo el
régimen de Miguel Alemán ya vivimos hundidos en la mierda. [Pacheco; 2004, p.10]
Por lo tanto, Los problemas de los personajes están
vinculados directamente con sus calles
según mi tesis a trabajar, donde la
gente inundada con la corrupción política del período de Miguel Alemán, hace
sentir a los habitantes que viven en un desagüe de la propia ciudad. El texto
tiene un tono irónico en su estructura narrativa, cuando expresa
que México tiene una forma de cornucopia
o cuerno de la abundancia y que tendrá un porvenir de plenitud y bienestar
universal; sucede lo mismo cuándo el Profr. Bernardo Mondragón, expresa que “el
mañana de los jóvenes” debe ser un sitio de paz, sin crímenes y sin
infamias, con calles repletas de árboles
y fuentes, cruzadas por vehículos sin humo ni estruendo el paraíso en la
tierra, ¿Qué sucede entonces con nuestra ciudad hoy en día? ¿Dónde está ese
paraíso? ¿Qué pensaría el Profr. Mondragón de ver a nuestro México actual.
En contraste, nos hablan de bienestar y progreso de la familia y aparecen los
personajes Peralta y Rosales que no pagan colegiatura, ya que están becados aunque
duermen en un petate en la sala de su casa, siendo la Ciudad el único testigo de la pobreza en
que viven y que los acoge amorosamente
al volver a sus hogares ya que:
Vivían
en las vecindades ruinosas de la colonia de los Doctores. La calzada de La
Piedad, todavía no llamada avenida Cuauhtémoc, y el parque Urueta firmaban la
línea divisoria entre Roma y Doctores. Romita era un pueblo aparte. Allí acecha
el Hombre del Costal, el gran Robachicos. Si vas a Romita niño te secuestran,
te sacan los ojos, te cortan las manos y la lengua,……El miedo de pasar en
tranvía por el puente de avenida Coyoacán: sólo rieles y durmientes; abajo el
río sucio de La Piedad que a veces con las lluvias se desborda [Pacheco; 2004,
p.14]
Aquí por el contrario, se habla de una línea divisoria
entre las calles de Roma y la Romita que
casi se tocan por una calle, pero donde habitan dos tipos de gente uno que te secuestran y la
otra zona es el México del progreso de la naciente
clase media, donde el presidente inaugura carreteras, avenidas, presas,
parques deportivos, hospitales, ministerios, edificios inmensos testigos del
progreso de la Ciudad de México, aunque rastreando mi tesis la Romita es el
testigo de la doble moral del gobierno; sin olvidar por supuesto a Harry
Atherton, compañero de Carlitos con su
casa en Las Lomas, con billar subterráneo, piscina, biblioteca, cava, despensa,
gimnasio, vapor, cancha de tenis y sus seis baños, representante de los
millonarios de nuestro país.
Por lo que respecta a mi tesis de trabajo, la Ciudad de México es
testigo de la doble moral del papá
de Jim, que ocupa un lugar importante en el gobierno y que es amigo del
presidente Alemán, y si eso es verdad,
¿por qué su “hijo” estudia en un colegio
de mediopelo de la colonia Roma?, es más ¿porqué no vive en las Lomas?, o ¿en
Polanco? sino: “en un departamento en un tercer piso cerca de la escuela”.
[Pacheco; 2004, p.14]. Así como el propio papá de Carlitos que tiene una casa
chica con su ex secretaria con la que tuvo dos hijas; o el Padre Ferrán que cuestiona al niño ¿ si ha tenido derrame?, o
malos tactos mientras que Carlitos ni siquiera sabía que era eso.
Por otra parte, rastreando mi tesis sobre la doble moral de la sociedad Héctor,
es un caso interesante de joven le decían el conejo de la Universidad se jactaba de haber borrado el letrero “Dios
no existe”, gustaba de perseguir a las
criadas de su casa donde llegaba desnudo
y erecto enloquecido con sus novelitas en el cuarto de la azotea, recuerden
“carne de gata buena y barata”, que se contagia de enfermedades venéreas por
andar con las putas de Meave, o de pleito con bandas siendo testigo los bordes
del río de La Piedad donde le rompieron los incisivos y que estuvo por ir a la
cárcel pero que hoy en día:
Héctor,
quién lo viera ahora. El industrial enjuto, calvo, solemne y elegante en que se
ha convertido mi hermano. Tan grave, tan serio, tan devoto, tan respetable, tan
digno en su papel de hombre de empresa al servicio de las transnacionales. Caballero
católico, padre de once hijos, señor de la extrema derecha mexicana.”[Pacheco;
2004, p.50]
Por consiguiente, no debemos olvidar la avenida Álvaro Obregón así como la plaza
Ajusco donde estaban las casas porfirianas, que fueron testigos de la emoción del niño al salir
de la casa de Mariana y darse cuenta que estaba enamorado de Mariana siendo
testigos de su aflicción infantil la
fuente en forma de trébol, y a lo lejos en sus calles doña Sara P. de Madero recuerdo viviente de
su esposo y en cierta manera testigo sin saberlo, de la muerte anunciada del amor de Carlitos cuando
camina por las calles de Insurgentes, debido a la doble moral de la sociedad.
Finalmente, en Las batallas en el Desierto, de José
Emilio Pacheco (1940-2010) según mi tesis trabajada, se pudo comprobar que la Ciudad de México es el único testigo
silencioso de la doble moral de la sociedad mexicana.