UNIVERSIDAD
NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO
COLEGIO DE CIENCIAS
Y HUMANIDADES
FORO SOBRE LA
PROPUESTA DE LA COMISIÓN ESPECIAL EXAMINADORA A PARTIR DEL ANÁLISIS DEL
DOCUMENTO BASE PARA LA ACTUALIZACIÓN DEL PLAN DE ESTUDIOS
19 Y 20 DE AGOSTO
DE 2013
TÍTULO DE LA
PONENCIA
Hacia una didáctica
de la lectura de los textos literarios en el CCH
DOCUMENTO EN EL QUE
SE INSCRIBE:
Formar y actualizar
a los profesores
PLANTELES EN LOS QUE SE PRESENTARÁ: Naucalpan,
Azcapotzalco, Sur, Oriente y Vallejo
PONENTES:
Comisión Revisora para la Actualización del
Taller de Lectura y Análisis de Textos Literarios I-II:
Carmen
Leonor Rojas Zamora, Arnulfo Sánchez González, Reyna Barrera López, María Luisa
Trejo Márquez, Laura María López Pastrana, Pablo Ruiz Bravo, Mariana Mercenario
Ortega, Miguel Ángel Galván Panzi, Víctor Manuel Granados Garnica, Eduardo
García Anaya y Martha Patricia Godínez Calderón.
Correo electrónico del responsable: carmenr@unam.mx
Plantel de adscripción: Sur
Área: Talleres de
Lenguaje y Comunicación
Introducción
Lo que a
continuación se presenta es el resultado de la reflexión que la Comisión
Revisora para la Actualización de la materia Lectura y Análisis de Textos
Literarios I-II hace en torno del documento producido por la Comisión Especial
Examinadora publicado en mayo de 2013. En esta ponencia en particular se aborda
la propuesta del punto “Formar y actualizar a los profesores”.
Opinión general sobre el documento
Como bien lo señala
el documento, el eje de actualización de profesores y el eje de la formación
docente han comprendido una serie de programas, exitosos en algunos casos,
insuficientes en sus resultados en otros, pero que ha demostrado el compromiso
que durante décadas nuestro Colegio realiza a fin de mejorar la calidad de la
enseñanza institucional.
Indudablemente,
la formación de profesores no sólo se resuelve con cursos de acreditación
predominantemente pasiva, o que a lo mucho promueve algún breve ejercicio
didáctico de relativa operatividad. La asistencia a cursos presenciales ha sido
la veta más recurrente, pero que difícilmente podrá satisfacer todas las
necesidades de los profesores de una institución educativa que pretenda
conservarse a la vanguardia.
En ese
sentido, esta comisión reconoce como un acierto del documento el impulso que
nuestro Colegio debe dar a las modalidades semi-presenciales y a distancia,
tanto para cursos como para diplomados. En lo particular, está interesada en
contribuir en el diseño y la impartición de un diplomado en línea que apoye a
los profesores en la didáctica de la lectura de los textos literarios y que
beneficiará tanto a profesores que imparten la materia del Taller de Lectura y
Análisis de Textos Literarios I y II, como aquellos que en su mayoría integran
el cuerpo docente de la materia del Taller de Lectura, Redacción e Iniciación a
la Investigación Documental I-IV.
Por otra
parte, la continuidad de seminarios permanentes donde los profesores con mayor
experiencia compartan sus conocimientos y prácticas probadas con los más
jóvenes con novedosas inquietudes y perspectivas de acercamiento analítico, es
una actividad que esta comisión aplaude y a la que se suma en el ámbito
particular de didáctica de la lectura de los textos literarios: la cordialidad
y cooperación entre los docentes de esta misma comisión son una evidencia
irrecusable de que es posible lograr líneas de trabajo común con miras a
consolidar propuestas de investigación educativa rigurosa.
Asimismo,
en aras de contribuir a la mejora del documento que nos convoca, esta comisión
considera necesaria la creación de diversos espacios de discusión e intercambio
académicos que den fortaleza al espíritu de nuestro ser universitario, como lo
es la consolidación de foros, mesas redondas, simposios y congresos anuales en
los que los académicos tengamos la oportunidad de discutir con ponencias
puntuales asuntos teóricos, conceptuales y didácticos que precisen nuestras
inquietudes y eviten, en la medida de lo posible, interpretaciones difusas que,
a veces causan confusión entre nuestros alumnos.
Hasta aquí
los aspectos que la Comisión revisora para la actualización del Taller de
Lectura y Análisis de Textos Literarios, tiene a bien concordar con el
documento Formar y actualizar a los profesores que emite la Comisión Especial
Examinadora. Sin embargo, vale la pena también comentar algunas de las
inconsistencias que merecen ser revisadas antes de que concluya el proceso de
Actualización curricular de nuestro Colegio.
Precisiones para el documento
Como punto nodal se
señala que “los parámetros que orienten la formación de profesores deben ser
los aprendizajes” (p. 31); sin embargo, no se toma en consideración el trabajo
realizado por los miembros de las comisiones revisoras que fueron elegidos de
manera libre y voluntaria por sus demás compañeros en los cinco planteles, y
quienes, desde nuestro punto de vista, serían los más adecuados para auxiliar a
los profesores en la comprensión, el alcance, la implementación y la
articulación de los aprendizajes de los programas actualizados.
Creemos
además, que los aprendizajes y su interpretación en cada materia deben ir de la
mano de la concepción de enseñanza, que es precisamente el sentido tanto de la
Didáctica de la materia, como del trabajo a lo largo de más de un año de las
comisiones revisoras de los programas. La formación no sólo es enseñar
estrategias, técnicas y procedimientos o recursos didácticos, sino también
concretar concepciones de la enseñanza, de las que se derivan en segundo
término los primeros, como lo ha señalado Feixas (2010) en su reconocido artículo
“Enfoques y concepciones docentes en la universidad”:
Muchas de las creencias y las concepciones que tienen
los docentes (representaciones mentales sobre la docencia), que son producto de
su propia experiencia con los que también fueron sus profesores conducen a una
determinada forma de actuar, de evaluar y de involucrarse o no en la
problemáticas de los estudiantes y que por supuesto incide en la trayectoria y
calidad del apredizaje de estos.
Esto ha sido un
asunto de profunda discusión dentro de la Comisión revisora del TLATL. La
didáctica de la disciplina no sólo puede ser concebida como una simple
mediación entre el programa, las clases y las actividades extraclase, como se
señala en el documento (p. 32), en el que predomina la perspectiva de que los
programas son un obstáculo y no un facilitador para el profesor de aula.
La
didáctica de la disciplina no es sólo tener la capacidad para realizar las
actividades que se pide a los alumnos, ni su mecánico modelaje, como se señala
en el documento (p. 35); tampoco el saber disciplinario es conocer qué
habilidades se desarrollarán en el alumno, ni el grado de profundidad de su
destreza, ni las características particulares del alumnado. Es evidente que se
confunde, al menos en la definición que el documento propone, el saber
disciplinario con la didáctica de la disciplina.
Cierto
que es fundamental actualizarse en el saber de una materia, pero para ello los
cursos deberán ser muy distintos a los de la didáctica de la disciplina. Por
ejemplo, dada la orientación predominantemente estética del Programa
Actualizado del TLATL, el dominio de ciertos conocimientos, elementos y teorías
de la estética literaria se tornan imprescindibles para el profesor, y eso es
parte del saber disciplinario. Sin embargo, una didáctica formadora de
profesores en la lectura de textos literarios explica cómo favorecer el
aprendizaje de sus estudiantes a través de la apropiación de una nueva
concepción de la enseñanza de la lectura no instrumental.
El área
de cursos en Didáctica de la disciplina, en la propuesta general de formación
de profesores, es la más amplia, sin embargo pocos son los cursos que describan
con precisión y pertinencia los propósitos y resultados de una verdadera
didáctica disciplinaria. Por ejemplo, no es clara la diferencia en el perfil
del profesor entre el tipo de curso 1, donde “el profesor se renueva
disciplinaria, pedagógica y didácticamente” y el 2, donde el profesor
“considera la innovación como alternativa a un método tradicional de
enseñanza”. Así también, debe apuntarse que los propósitos del profesor en el
curso 3 “intercambia ideas con otros, realiza lecturas, escribe, debate,
trabaja en grupo, elabora proyectos y soluciona proyectos prácticos” describen
meras actividades y no proyectan resultados o alcances.
Los
rubros en los títulos de los cursos se repiten: así el 4 “Diseño de estrategias
y secuencias didácticas”, con el 5 “Sabe hacer estrategias didácticas, organiza
secuencias didácticas”, o algunas veces son contradictorios internamente
“recursos de trabajo en el aula” y “selección adecuada de textos”, pertenecen a
elementos imprescindibles dentro del diseño puntual de toda estrategia
didáctica.
El curso
8 “Plataforma Moodle, Podcast, procesador de textos, presentaciones en power
point, estrategias de lectura y escritura en línea y dispositivos móviles” no
puede pertenecer a la Didáctica de una disciplina, ya que es un curso
instrumental que habilita al profesor de cualquier área, materia o asignatura
en la adquisición de recursos electrónicos, que sin una didáctica previa, ni
una disciplina dominada, en sí mismos no son más que afeites que no ayudan en
lo esencial a la formación de una didáctica bajo los parámetros del Modelo
Educativo, por lo que en todo caso deben moverse de lugar.
El curso
9 “Aprender a formular preguntas, cómo preguntarle al texto y formulación de
preguntas en diversos sitios de internet” encona, con motivo, a quien busca un
curso útil y no un distractor para hacer horas-curso.
Por otra
parte, el curso 10 “Lectura de comprensión de textos en lengua extranjera” debe
catalogarse como instrumental, y no como parte de una Didáctica de la
disciplina, pues los profesores de inglés o francés no requieren formarse en
ello y los que están interesados lo serán para fines menos perentorios.
Finalmente,
hay cursos que se enlistan en Didáctica de la disciplina que son transversales,
por lo que deben aparecer en el rubro 5 de “Transversalidad”, donde, dicho sea
de paso, también se encuentran los cursos que son de apoyo instrumental.
Conclusión
Sabemos que los
perfiles profesiográficos autorizan a profesores que no necesariamente son de
formación literaria a impartir la materia de TLATL. Si bien estos casos no
componen la mayoría docente, es necesario ofrecer a estos profesores como a los
docentes del TLRIID cursos que den certezas sobre el dominio de conocimiento
disciplinario que como profesores deben tener, a fin de que les resulte mucho
más sencillo saber qué se debe enseñar a alumnos de bachillerato (saber
disciplinario) y cómo facilitar ese conocimiento entre el adolescente y la obra
literaria (didáctica de la disciplina).
Por
desgracia, el cuadro de cursos para profesores que propone el documento en
referencia, desconoce los elementos propios de toda estrategia y secuencia
didáctica, asunto que preocupa en lo sumo. Se evidencia que el diseño de
formación tiende a desapegarse o desinteresanse en lo que las coordinaciones de
las comisiones revisoras han realizado dentro de sus sesiones de trabajo.
En
particular, no es preciso qué se está entendiendo por Didáctica de la
disciplina al menos en el documento que extiende la Comisión Especial
Examinadora. Es necesario que se vincule e informe sobre las concepciones que
justifican cada una de las propuestas de actualización de programas de estudios
de las materias, por lo que recomendamos provomer sesiones de intercambio entre
la Comisión Examinadora y las Comisiones Revisoras de los programas.
En lo
que concierne a esta Comisión revisora del programa de Taller de Lectura y
Análisis de Textos Literarios I-II podemos concluir que más que un dominio
terminológico, que también es necesario en la teoría y la metodología de
análisis literario, el profesor que pretendemos es un agente más que
facilitador, fascinador de las rutas del texto literario, pues la literatura es
estética, es fascinación por la palabra, por su organización, por sus silencios
y hallazgos, por sus cuestionamientos y sus ideales, un formador de seres
creativos e incansables de la verdad y de la estética del arte, un alentador de
descaros ante prejuicios y prerrogativas burocráticas, un gestionador de la
palabra precisa en el momento propicio y que busca en sus alumnos desafiar las
barreras de la nominación para configurar una utopía irrenunciable.
Esperamos
que la Comisión Especial Examinadora también tome en cuenta estas modestas pero
profundas consideraciones.
Bibliografía
Diagnóstico institucional
para la revisión curricular (2011) México: Colegio de Ciencias y Humanidades.
DÍAZ BARRIGA, Ángel (2006) “La educación en valores:
Avatares del currículum formal, oculto y los temas transversales”, Revista de Investigación Educativa, v. 8, n.
1. Obtenido el 7 de abril de 2012, desde:
http://redie.uabc.mx/vol8no1/contenido-diazbarriga2.html
FEIXAS, Mónica (2010) “Enfoques y concepciones docentes en
la universidad”, Revista Electrónica de
Investigación Educativa, vol. 16, no. 2. Obtenido el 4 de abril de 2012,
desde: http://www.uv.es/RELIEVE/v16n2/RELIEVEv16n2_2htm
Propuesta de la Comisión
Especial Examinadora a partir del análisis del Documento Base para la
Actualización del Plan de Estudios (2012) México: UNAM-CCH.
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