lunes, 2 de septiembre de 2013

Foro sobre la propuesta de la Comisión Especial Examinadora del documento base para la actualización del Plan de Estudios Título de la Ponencia: Modificaciones en la materia de Lectura y Análisis de Textos Literarios


                            Universidad Nacional Autónoma de México
Colegio de Ciencias y Humanidades
Foro sobre la propuesta de la Comisión Especial Examinadora del documento base para la actualización del Plan de Estudios
Título de la Ponencia: Modificaciones en la materia de Lectura y Análisis de Textos Literarios
Documento en el que se inscribe: Lineamientos para la actualización de los programas de estudio
Ponentes: INTEGRANTES DE LA COMISIÓN ESPECIAL PARA LA ACTUALIZACIÓN DE LOS PROGRAMAS DE ESTUDIO CORRESPONDIENTES A LA  MATERIA TALLER DE LECTURA Y ANÁLISIS DE TEXTOS LITERARIOS I y II.


PROFESOR (A)
CATEGORÍA
Mtra. Carmen Leonor Rojas Zamora
Profesor Titular “B” Definitivo
Plantel Sur
Mtro. Arnulfo Sánchez González
Profesor Titular “B” definitivo
Plantel Sur

Dra. Reyna Barrera López
Profesor Titular “C” definitivo
Plantel Vallejo

Mtro. Eduardo García Anaya
Profesor de Asignatura “B” Definitivo
Plantel Vallejo

Mtro. Miguel Ángel Galván Panzi
Profesor Titular “B” Definitivo
Plantel Naucalpan

Mtra. Martha Patricia Godínez Calderón
Profesor Titular “B” Definitivo
Plantel Oriente
Dr. Víctor Granados Garnica
Profesor de Asignatura “B” definitivo
Plantel Sur
Mtra. Laura María
López Pastrana
Profesor Titular “C” Definitivo
Plantel Sur
Dra. Mariana Mercenario Ortega
Profesor de Asignatura “B” Definitivo
Plantel Naucalpan
Dr. Pablo Ruiz Bravo
Profesor Titular “C” Definitivo
Plantel Oriente


Mtra. María Luisa Trejo Márquez
Profesor Titular “C” Definitivo
Se presenta en Azcapotzalco
Responsable: malutre2007@hotmail.com



                                            Universidad Nacional Autónoma de México
Colegio de Ciencias y Humanidades
Foro sobre la propuesta de la Comisión Especial Examinadora del documento base para la actualización del Plan de Estudios
Título de la Ponencia: Modificaciones en la materia de Lectura y Análisis de Textos Literarios
Introducción
El presente trabajo es el resultado de la reflexión que la Comisión Revisora para la Actualización de la materia de Lectura y Análisis de Textos Literarios I-II realizó en torno a los cambios producidos en el programa de la materia. Una de las mayores dificultades cuando se construye una propuesta curricular consiste en la elección de determinados elementos que se suponen fundamentales. Más allá del lugar común que establece que cualquiera de las decisiones que tomemos estará equivocada, nos es imposible acertar por completo: no es posible considerarlo todo, tampoco es posible desecharlo sin pensar que se están dejando afuera conocimientos o habilidades que de suyo son significativos.[1]
     Pensamos, en este sentido, en los contenidos que articulaban los viejos programas de Lectura del Colegio. Particularmente los referidos a los clásicos griegos y latinos. ¿Qué tan importante resulta que nuestros alumnos estén familiarizados con La Odisea, qué tan relevante puede ser que reconozcan (y sufran) los conflictos de hombres y mujeres que vivieron, al menos en la ficción, hace más de veinte siglos? La pregunta no es ociosa. La noción sobre clásico implica la inobjetable trascendencia que determinados productos culturales han logrado a través del tiempo.
     Sin embargo, no es nuestra intención debatir en torno a la necesidad (o no) de incluir estas literaturas en nuestros Planes de estudio. Nos interesa, en principio, acercarnos al actual estado de cosas y a la visión, bien intencionada, por cierto, que considera que nuestros alumnos, al egresar del Bachillerato, son capaces de “desarrollar el gusto por la lectura de textos literarios”, así como de “reconocer al texto literario como una expresión artística mediante la cual se da una comunicación singular”[2]
      Nuestro Plan de estudios considera la lectura de textos literarios en los cuatro semestres de TLRIID. En primero y segundo semestres se leen relatos, novelas y poesía; en tercer semestre se leen textos dramáticos y se pretende que puedan verse representaciones teatrales. La primera unidad del cuarto semestre (Círculo de lectores) se fundamenta en la idea de que nuestros alumnos, a esas alturas, han alcanzado ya madurez como lectores, lo que los convierte de facto en entidades autónomas que leen, analizan y comparten sus lecturas. Según puede leerse en el Programa Institucional de la materia cuyo propósito dice: “Al finalizar el semestre el alumno culminará el proceso al constituirse como lector autónomo en el Taller a través de la lectura de textos literarios y de compartir esta experiencia para estimar la contribución de estos textos a una vida humana plena y afinar su percepción estética.”[3]  El propósito enuncia claramente que se trata de la culminación de un proceso: los estudiantes han llegado a su meta, ahí los espera la certeza de una dimensión lectora idealizada. Es obvio que en la realidad la culminación de este proceso ni siquiera ha dado inicio. Los alumnos han leído obligatoriamente aquello que sus profesores hemos dispuesto que lean. Son muy pocos los estudiantes que han podido arribar a este nuevo estado. Dejemos a un lado, por el momento, lo que ocurre en quinto y sexto semestres con el Taller de Análisis de textos literarios y consideremos, en términos generales, la situación.
      Al ingresar al Colegio la mayor parte de nuestros estudiantes carecen de hábitos de lectura; no sólo eso, la lectura es percibida como ajena a sus vidas, la rechazan y suelen confesar, ya entrados en confianza, que los aburre. En los mejores casos la enfrentan como una obligación que podrá redituarles una calificación aprobatoria. No estamos diciendo nada nuevo, tampoco intentamos culpar a los sistemas escolares por los que nuestros alumnos han pasado en etapas anteriores. Se trata, simplemente, de la realidad que, de acuerdo con las estadísticas, padecemos: nuestro país no es un país de lectores (al menos de  cierto tipo de lectores: basta con leer el ensayo de Juan Domingo Argüelles, ¿Qué leen los que no leen?), a pesar de esfuerzos institucionales, de campañas públicas y privadas, así como de diferentes reformas curriculares que han afectado los sistemas escolarizados, el problema, igual que el dinosaurio de Monterroso, sigue ahí.  
      En nuestro Plan de estudios, específicamente en lo que concierne a los cuatro semestres de TLRIID, las horas asignadas a la lectura de textos literarios arrojan un total de 110, lo que representa un porcentaje del 28.6%. Un optimismo desbordante nos permitiría hacer cuentas alegres y suponer que es más que suficiente para que nuestros alumnos logren los objetivos planteados. Al parecer, si dejamos a un lado esta ensoñación, es evidente que no es así. Nuestros alumnos, al finalizar el cuarto semestre de TLRIID y, salvo casos excepcionales, no han alcanzado su autonomía como lectores. Una visión más realista nos permite establecer una hipótesis: el proceso para lograr esta autonomía se ha iniciado pero, por razones curriculares, se ve interrumpido. En quinto y sexto semestres la asignatura del Taller de análisis de textos literarios es una opción que compite frente a otras alternativas (Griego, Latín, Taller de Comunicación, Taller de Expresión Gráfica y Diseño Ambiental). Como es sabido, los estudiantes podrán escoger dos materias ubicadas en la misma área de conocimiento. Vale  la pena preguntarse si  es posible replantearse la perspectiva de esta estructura.

Una propuesta medianamente indecorosa
Quizá la zona más desprotegida dentro de nuestro Plan de estudios actualizado es la que corresponde al arte. Dentro de los cuatro primeros semestres, con la excepción de la literatura, no hay ninguna otra disciplina que acerque a los estudiantes al conocimiento y/o al disfrute que implican los objetos artísticos. El arte, pues, parece no existir o ser considerado como una expresión subsidiaria de la Historia. Por otra parte, el hecho de que en diferentes planteles se impulsen talleres artísticos (Danza folklórica, Teatro, Dibujo, Pintura, Música coral e incluso  Creación Literaria), no representa que este vacío se haya salvado. Los Talleres de Expresión Gráfica y de Diseño Ambiental no aparecen sino hasta el quinto semestre. Por supuesto, la propuesta curricular del CCH difiere de la de un bachillerato como el del CEDART, orientado claramente a la preparación de estudiantes interesados en ciertas disciplinas artísticas. Evidentemente, no es nuestra intención propugnar por un cambio en esa dirección.

DESARROLLO
El Colegio ha pugnado, desde los inicios de su proyecto, por una educación que fomente las habilidades y los conocimientos en Ciencias y en Humanidades; si bien se intentó encontrar un equilibrio entre estas dos áreas, parece obvio que en la práctica este equilibrio no se ha conseguido establecer. La pretendida superioridad de las ciencias duras sobre las ciencias blandas sigue siendo objeto de debate y de posturas que se acercan más a la arrogancia y a la descalificación, que a acuerdos de convivencia y comprensión entre quienes forman parte de lo que alguna vez Charles P. Snow llamó las Dos Culturas.
      A partir de esta breve digresión intentamos apuntar por qué consideramos necesario que el Colegio impulse un proceso de discusión en el que el arte, en general, y la literatura, en particular, aparezcan bajo otra perspectiva dentro del currículum.
     En el Plan de trabajo 2011-2012 (Programas Prioritarios) se menciona en el apartado “Programa de impulso a la formación y vocación científica de los alumnos” la intención de alcanzar la meta de: “Incrementar en 5% el interés de los alumnos por las carreras del ámbito científico, con respecto a la generación anterior.”[4] Esta meta, incuestionablemente, es relevante y advierte una de las necesidades esenciales de nuestro país: la formación profesional en disciplinas científicas. Al mismo tiempo, y en relación con la propuesta que aquí  exponemos, nos permite fundamentar con mayores elementos estos argumentos.
     No pretendemos que todos los estudiantes del Colegio orienten su vocación a la literatura o a alguna otra disciplina artística. Nada más lejano a nuestras intenciones. Lo que deseamos plantear es que la literatura llegue a formar parte de la vida de las mujeres y los hombres, egresados del Colegio, que se dedicarán algún día a la ciencia, o a otras actividades profesionales que poco o nada tienen que ver con ella. 
    Creemos en los alcances formativos de la literatura, así como en las necesidades individuales y sociales que llega a satisfacer. Diversos autores, de diversas posturas ideológicas, como T.S. Elliot, Octavio Paz, Galvano Della Volpe o Jean Paul Sartre,  han abundado al respecto. El discurso literario es, en sí mismo, subversivo, lo que no quiere decir que sea capaz de transformar la realidad; su subversión opera en y desde el lenguaje, es, asimismo, un discurso que no puede normalizarse, a diferencia de otros discursos cuya estructura y articulación lo permiten. La creación de mundos posibles, la Ficcionalidad y el autotelismo son elementos que contribuyen a su caracterización general, pero que no lo someten a reglas estables de interpretación o análisis. Todo ello nos lleva a pensar en la irrenunciable necesidad de lograr que nuestros alumnos, sea cual sea la elección profesional que asuman después de egresar del Colegio, adquieran o reafirmen su autonomía como lectores literarios.
     Tal y como hemos afirmado en líneas anteriores, la actual estructura curricular, trunca las posibilidades de que nuestros alumnos alcancen esta autonomía. Considerarla como asignatura obligatoria en quinto y sexto semestres abriría  esa puerta que, hasta hoy, para casi todos es inaccesible[5].
Por lo tanto, difícilmente se podrá abordar a una sociedad globalizadora del siglo XXI, con un sistema de educación media superior con estos perfiles, se necesitan conocimientos, diagnósticos, propuestas, estrategias y criterios que coadyuven a revertir las graves inercias  del sistema educativo del nivel medio superior  de la segunda mitad del siglo pasado.  La OCDE o el Programa para la evaluación Internacional de Estudiantes [PISA]  realiza cada tres años, una  prueba que mide los desempeños de lectura, matemáticas y ciencias  entre jóvenes de 15 años inscritos en secundaria y bachillerato para evaluar las capacidades para una vida adulta asociada a la  alfabetización; sin embargo, ahora estas habilidades sobre la lengua materna, las matemáticas, las ciencias y la tecnología,  se orientan al desempeño de las sociedades de conocimiento.
      Por lo tanto, el plan de estudios del CCH  necesita modificarse desde una posición epistemológica del conocimiento, para evitar ineficacias, y  estar en la vanguardia de las necesidades de esta sociedad globalizadora del siglo XXI. En su origen, el propósito fundamental de los programas de estudio de nuestro Colegio era dotar a los alumnos de una cultura básica y prepararlos para ingresar a una licenciatura, propósito que hoy en día ya no es suficiente.
El sistema educativo de nivel medio superior  necesita una nueva cultura del aprendizaje que en esta sociedad del conocimiento cambie las prácticas educativas y “las representaciones”  tanto del profesor como del alumno. Se necesita, en pocas palabras:
La capacidad metarrepresentacional, de representar nuestras propias representaciones, parece ser un rasgo específicamente humano, un universal cognitivo que todas las personas tienen, salvo en ciertas alteraciones cognitivas, compartimos por el mismo hecho de ser humanos, como parte de la herencia natural que constituye nuestra identidad cognitiva primordial de homo sapiens [el hombre que sabe que sabe].[6]
Hasta ahora existe una fuerte contradicción entre la teoría y la práctica, entre cómo se aprende y cómo realmente enseñamos. Pocas veces se visualiza al adolescente como sujeto- aprendiz- independiente capaz de analizar, reflexionar y trabajar textos argumentativos, narrativos o descriptivos, ubicados en el área de lenguaje y comunicación.
Sabemos que “las culturas del aprendizaje evolucionan en cada sociedad a medida que cambian las demandas de conocimiento”[7]  y esto sucede en nuestro país, es decir se necesitan cambios culturales y conceptuales-cognitivos,  que definan al hombre como especie, ya que “la pedagogía es un universal cognitivo en la mente humana y también un universal cultural” [8]  ya que el hombre hace del aprendizaje una actividad social.  Nuestro país se enfrenta a las nuevas sociedades de conocimiento  que necesitan un aprendizaje de lectores con tres rasgos esenciales: sociedades de información, sociedades de conocimiento múltiple; y sociedades de aprendizaje continuo, jóvenes que puedan interpretar, organizar y darle sentido a la información, y coexistir con interpretaciones múltiples ante toda la información.
En este orden de ideas, necesitamos aprendizajes con  rasgos esenciales: de sociedades de información y  conocimiento múltiple y continuo, por lo tanto la Comisión de revisión y ajuste a los programas de la materia de Lectura y Análisis de Textos Literarios I y II, se apoyó en tanto en los lineamientos institucionales[9] que permitieron dirigir los trabajos de la actualización de los programas de estudio como en los resultados de los diagnósticos de la asignatura que emitieron los profesores y sobre todo los criterios específicos para desarrollar  los componentes de los programas de estudio de manera flexible, coherente y pertinente.
Nuestra propuesta ubica como centro “El aprendizaje de los alumnos”, por lo que en el nuevo programa el alumno es capaz de conocer, comprender, valorar y aplicar. Por otra parte, el nivel de profundidad en el tratamiento del contenido temático, habilidades y procesos  cognitivos que deben desarrollar los alumnos, se refleja ahora en la estrecha relación entre las estrategias y los aprendizajes del programa. Cada semestre quedó distribuido en dos unidades por cada semestre, veamos 1er.semestre a) Unidad I  textos literarios; b) unidad II Textos narrativos; 2º.semestre a) Unidad Textos dramáticos b) Textos poéticos.
Con respecto a los propósitos de cada unidad del programa de LATL I y II,  se puede observar que se maneja: un enfoque disciplinario más que comunicativo; se busca en todo momento  incrementar la competencia literaria; evitar en los aprendizajes la repetición temática que existía en las diversas secuencias didácticas entre unidades; así como impulsar que los aprendizajes sean significativos  sobre literatura en diversos contextos y dimensiones; y lograr sobre todo  que el alumno perciba a la literatura como un proceso dinámico, donde el estudiante deje de ser un lector-pasivo, y se dé cuenta que la literatura es una disciplina que enriquece su visión. Otro propósito fundamental de la materia es identificar los ordenamientos canónicos y genéricos de la literatura para valorar su pertinencia y trabajar los géneros literarios que integran las cuatro unidades del programa e introducir al ensayo tanto como un instrumento de evaluación transversal y gradual como un medio de expresar ideas propias. Es fundamental que los alumnos aprecien la producción escrita como expresión personal y crítica para su formación integral en el desarrollo de las habilidades de los textos argumentativos.
En relación  con los aprendizajes, es fundamental que el alumno conozca al canon como un constructo social cambiante, como un fenómeno cultural que ubica la obra literaria y artística en una tradición cultural con múltiples relaciones con distintas disciplinas. Los cambios a nivel de profundidad que se realizaron en el programa fueron trabajar la noción de género en diversos  ámbitos culturales, hacerles ver a los alumnos para qué sirven los géneros,  los elementos que perfilan un género literario, la dinámica de los géneros, escalas genéricas, grandes géneros y subgéneros. Proponemos trabajar los textos  en forma paralela,  lectura de novelas y cuentos,  y aprovechar sus contrastes para llegar a la construcción del efecto de sentido; a fin de que los alumnos fundamenten sus percepciones y valoraciones del texto narrativo mediante la aplicación de una metodología adecuada, y así desarrollar sus capacidades comprensivas, expresivas y críticas.
En el aprendizaje de la participación del lector en la construcción de sentido del efecto estético contempló el autor implícito y autor real, lector ideal y lector real, así como intertextualidad  y paratextos. Este aprendizaje se podrá trabajar por medio de ejemplos para ilustrar los elementos constitutivos de los diferentes tipos de lectores, donde el profesor es  fundamental para determinar la prefiguración del lector, y para reconocer la narración como un texto que es parte de un sistema de comunicación literaria.
En relación al segundo semestre, Unidad Textos Poéticos el tiempo se mantuvo en 32 horas, En relación al segundo semestre el tiempo de 32 horas se mantuvo para cada una de las dos unidades que integran el programa, la modificación básica es colocar en primer lugar a la unidad textos poéticos y en segundo la unidad de textos dramáticos por considerar su conveniencia para el aprendizaje de los alumnos.
La Comisión considera que “la evaluación” es fundamental para dar información sobre el nivel de apropiación de los procesos de aprendizajes, por lo tanto utilizamos en este ajuste al programa instrumentos de evaluación cognitivos como listas de cotejo y Rúbricas; afectivos, historia de vida y bitácora COL; y metacognitivos mapas cognitivos, cuadros sinópticos, campos semánticos y portafolios, entre otros, todo esto para realizar una evaluación formativa y  sumativa. Nuestra meta fue en todo momento lograr que los alumnos y profesores tomen acciones de retroalimentación personal para mejorar el aprendizaje en una espiral elíptica de conocimiento. Las evidencias que obtiene el profesor en cada unidad: textos literarios, textos narrativos, textos poéticos y textos dramáticos, tales como participación, tareas, escritos, cuadros, organización de campos semánticos de los poemas analizados, comentarios sobre las figuras retóricas, reseñas, ensayos, etcétera, sirven de guía y motivación en un cambio de prácticas y políticas educativas en el nivel medio superior que son parámetros que permiten tomar responsabilidades.
Finalmente la Comisión reitera que los criterios de evaluación que se diseñaron son claros y apropiados para valorar las evidencias de los aprendizajes en los diferentes niveles de conocimientos, habilidades, actitudes y valores, ya que se señala  puntualmente, unidad por unidad, las formas e instrumentos que se utilizan en relación a los productos que serán objeto de evaluación. En este sentido, conviene que el profesor del TLATL siempre tenga presente “los procesos” de aprendizaje para lograr el producto que tiene que construir el alumno en el proceso del curso. Es necesario impulsar los procesos cognitivos, afectivos y metacognitivos del alumno que asiste y que ha sido acompañado durante el semestre con lecturas, participación en clase, exámenes, trabajos, tareas, para llegar al producto final de un ensayo o de una reseña crítica, pues si la evaluación es un “proceso” entonces cómo evaluar a un alumno irregular que no asiste a las sesiones del curso. Asimismo coincidimos con el manejo de las TIC para reforzar los aprendizajes a través  de  estrategias con bibliotecas virtuales, sitios de internet materiales en línea Por último, buscamos en todo momento que las sugerencias indicadas fueran congruentes y accesibles con los aprendizajes y  estuvieran de acuerdo al nivel educativo de los alumnos del bachillerato, siendo esta nuestra propuesta
BIBLIOGRAFÍA
1.    Propuesta de la Comisión Especial Examinadora a partir del análisis del Documento Base para la Actualización del Plan de Estudios. Documentos para la discusión de la comunidad del CCH. Mayo, 2013.

2.    Convocatoria para el Foro sobre la propuesta de la Comisión Especial Examinadora del documento base para la Actualización del Plan de Estudios 19 y 20 de agosto 2013.

3.    Programa de la materia de Lectura y Análisis de Textos Literarios I y II en revisión elaborada por la Comisión 2013.

4.    Programa de trabajo de la materia de Lectura y Análisis de Textos Literarios I y II. UNAM. CCH. 2003.

5.    Miguel  Ángel Galván Panzi.  La literatura, el arte y todas esas cosas inútiles sin las cuales sería imposible vivir. CCH. Naucalpan. 2012

6.    Material del Curso-Taller para la actualización del programa de Lectura y Análisis de Textos Literarios 2013. Víctor Granados. 

7.    Anderson, Perry [1996] Balance del neoliberalismo: lecciones para la izquierda. En Revista viento del sur, no. 6., primavera,  México, pp 37 -48. Tomada de internet.

8.    Quezada Ortega, Margarita [2001]  Política educativa y Reforma curricular en la escuela primaria: lecciones de 1993. En Tiempo de educar, Año 3, número 6,, julio-diciembre. México.

9.    Meyer, Lorenzo [1995] Liberalismo autoritario. Las contradicciones del sistema político mexicano. México, Océano.

10. Vidal Villa, José María, [1995] Diez tesis sobre la mundialización. En Revista Memoria, no 7, enero-febrero, México, pp4-16

11. Pozo, Juan Ignacio, [2006] la nueva cultura del aprendizaje en la sociedad del conocimiento. En nuevas formas de pensar la enseñanza y el aprendizaje. Barcelona Grao.

12. Zorrilla Alcalá, Juan Fidel, [2008] El bachillerato mexicano: un sistema académicamente precario. Causas y Consecuencias. Ilsue. UNAM.
















[1] Miguel  Ángel Galván Panzi.  La literatura, el arte y todas esas cosas inútiles sin las cuales sería imposible vivir. CCH. Naucalpan. 2012

[2] “Aportaciones del Área al perfil del egresado”, en Orientación y sentido de las áreas del Plan de Estudios Actualizado, p.94
[3] “Círculo de lectores de textos literarios”, en Programa Taller de Lectura, Redacción e Iniciación a la Investigación Documental 4,  p.12 .
[4] “Programa de impulso a la formación y vocación científica de los alumnos”, en Plan de trabajo 2011-2012, p.16
[5] Ibíd, Miguel Ángel Galván Panzi.
[6] Juan Ignacio Pozo. Nuevas formas de pensar la enseñanza. et.al. p 35.
[7] Pozo, op.cit. p 35
[8] Ibidem, p 36
[9] Propuesta de la Comisión Especial Examinadora a partir del análisis del Documento Base para la Actualización del Plan de Estudios. Documentos para la discusión de la comunidad del CCH. Mayo 2013.